domingo, 9 de enero de 2011

Texto en espejo

Si la voz de una mujer narrando cuentos tiene el poder de traer niños al mundo, también es cierto que un niño tiene el poder de dar vida asus propios cuentos. Dicen que si el hombre no pudiera soñar se volvería loco; del mismo modo, si a un niño no se le permite entrar en el mundo de lo imaginario, nunca llegará a asumir la realidad. La necesidad de relatos de un niño es tan fundamental como su necesidad de comida y se manifiesta del mismo modo que el hambre.

AUSTER, Paul, La invención de la soledad, Anagrama, 2009, España, p. 218

1 comentario:

Maury McFly dijo...

Yo sigo siendo un niño que no deja de soñar :(

Qué bien tú sí sigas en blog, pensé ya no lo hacías y si sí, perdón por perder la pista. Tú dime qué series te interesan de las que tengo, já, igual alguna te late.